¿A quién Servirás: a Dios o al Dinero?
“Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro o querrá mucho a uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir a la vez a Dios y a las riquezas”. Mateo 6:24 (NVI)
¿Estarías de acuerdo en que vivimos en una cultura materialista? Parece que el objetivo es tener más y más. Y justo cuando crees que has alcanzado a los demás, ellos refinancian o se declaran en bancarrota. Y justo cuando piensas que lo tienes todo, llegan los anuncios de Navidad y te presentan un montón de cosas de las que no sabías que no podías vivir sin ellas.
Es difícil mantener tus prioridades en orden cuando vives en una sociedad que se centra en “obtener”. El que tiene más juguetes gana, ¿cierto? ¡No! El que tiene más juguetes también muere, tenga o no juguetes.
Solo hay un antídoto contra el materialismo: la generosidad. Cada vez que eres generoso, obtienes una victoria espiritual en tu corazón. Cada vez que eres generoso, tu corazón crece. Cada vez que eres generoso, rompes el control del materialismo en tu vida. ¿Por qué? Porque el materialismo se trata de obtener: ¡tener, tener, tener! Es parte de nuestra naturaleza querer y aferrarnos. Dios dice que cada vez que eres generoso, estás rompiendo ese control y derrotando el materialismo en tu vida.
Por cierto, por eso, si eres padre, es importante que tus hijos te vean dar. Necesitan ver tu generosidad, porque no lo aprenderán en ningún otro lugar. Asegúrate de ser un modelo de generosidad para que ellos también puedan aprenderlo.
La Biblia dice en Mateo 6:24 “Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas” (NVI). Fíjate que no dice que “no deberías”. Dice que “no puedes”. Es imposible. No puedes tener dos prioridades número uno en tu vida. Debes elegir qué será lo primero.
Elige la generosidad. Transformará tus relaciones con los demás y tu relación con Dios. Te cambiará desde adentro hacia afuera a medida que aprendas a ser generoso, así como Dios es generoso contigo.
Reflexiona sobre esto:
- ¿Qué parte de tus finanzas te ha convertido en esclavo?
- ¿Cómo puedes ser modelo de generosidad y humildad con tus hijos al mismo tiempo?
- ¿De qué manera ha sido Dios generoso contigo?
(Ps. Rick Warren).
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