Tus Obras o Las Obras de Dios...
Podríamos pensar que el mundo y la gente tienen preguntas nuevas, pero la realidad es que las preguntas del ser humano, generalmente, han sido las mismas a través de toda la historia. Cuando miramos los libros de texto, específicamente nosotros los cristianos, cuando miramos la palabra del Señor, podemos observar que las preguntas se repiten una y otra vez, son las mismas preguntas.
Una de estas preguntas que el ser humano se hace una y otra vez, y que a veces se responde a sí mismo, en ocasiones de forma errónea, es si realmente la salvación es por un acto de fe, por lo que crees, o si es por lo que haces. ¿Es por que haces que crees que eres salvo? ¿O es porque crees, que entonces haces y entonces eres salvo? Parece un trabalenguas, pero así nos expresamos. Hay quien dice: no soy perfecto, pero soy bueno, trato de convivir con los demás seres humanos en paz y eso me da seguridad de que Dios está conmigo. En la mente de esa persona, lo que le hace bueno es lo que hace, sus acciones. Otros dicen: es mi fe, la parte interna; Dios perdona cualquier decisión, Él entiende y tiene misericordia; no siempre hago todo bien, pero Dios conoce mi corazón. Es interesante. No todos han podido recibir la respuesta correcta a esta interrogante. Entonces, la pregunta es si es por fe, si es por acciones, cuál es la combinación correcta de estos dos elementos para que tú puedas tener esa experiencia de plenitud.
¿Tienes que hacer algo para ser salvo, o es por fe que experimentas la salvación? Y, si tienes fe, ¿hay algo que tengas que hacer después de eso? ¿Cómo es que funciona?
La salvación sólo proviene de parte de Dios; no hay nada que tú puedas creer ni hacer, que realmente provoque la salvación, si Dios no lo permite, y si Dios no es quien lo activa y quien te salva. La salvación realmente es un acto de la soberanía y de la providencia de Dios sobre cada uno de nosotros. Esto no quiere decir que no tiene que haber un envolvimiento personal, una respuesta de parte tuya. Sí tiene que haber, pero al mismo tiempo no tendría que haberla. Somos de los que creemos que, al final de la historia, habrá gente que Dios salvará sin que hayan nunca tomado una decisión en favor del Señor ni habrán creído. Te preguntarás cómo va a ser esto, pero por eso es que Dios le dice a Moisés en un momento dado: tendré misericordia del que tendré misericordia.
El Señor es Soberano para hacer todas las cosas. Si no empezamos por ese punto profundo y simple al mismo tiempo, entonces, perdemos de vista realmente el contexto en el que tenemos que estar involucrados dentro de la respuesta divina a lo que es el toque de Dios y su llamado. Si piensas que es por algo que haces que entonces eres salvo, entonces, la salvación vendría por tus obras y no por la obra de Dios.
En Juan 3:14-17, se nos habla de que la vida eterna solo se recibe por fe, es una expresión de nuestra fe. Romanos 5:1, claramente, nos dice que somos justificados por medio de la fe. Romanos 3:26-28, Efesios 2:8 dicen claramente que la salvación es por fe, pero es curioso que en Juan 3:36, Romanos 1:5, Romanos 6:16, Hebreos 5:8, nos damos cuenta que tanto la justificación como la salvación requieren o son demostradas a través de nuestras obras y a través de nuestra obediencia a Dios. Así que, es el balance perfecto entre lo que es la fe y las obras, lo que demuestra la salvación en la vida de una persona.
Cuando tú vas a vivir como una persona salva en Jesús, tienes que estar seguro de que tu obediencia es por fe, es producto de la fe, y la fe se demuestra con tu obediencia. Ese es el balance.
Dios comienza a llamar a tu corazón, y tú, por fe, respondes. El Señor te dice: tú eres mi hijo. El Espíritu Santo comienza a decirte: yo te voy a rescatar, te he rescatado, te amo, eres mi hijo. Y tú reaccionas a ese llamado, por fe. Dices: sí, eres mi Salvador, te acepto, soy tu hijo. Es un acto de fe porque todavía tú no ves nada en el mundo natural. Ahora, cuando tú haces eso, reaccionas por fe a lo que Dios está diciendo a tu corazón, y entonces tus acciones comienzan a cambiar. Y ahora comienzas a operar diferente a como antes lo hacías. Ahora, por la fe que hay en tu vida ante lo que Él hizo y tu respuesta a lo que Él hizo en la cruz del Calvario, comienzas a vivir una vida de obediencia. No una vida de perfección, sino una de obediencia donde a veces fallarás, cometerás errores, pero tu fe te vuelve a encaminar a esa experiencia.
(Ps. Otoniel Font).
Si aún no recibiste a Jesús como tu Señor y Salvador personal lee y medita esta Oración de fe: "Señor Jesús, te necesito. Gracias por morir en la cruz para pagar por mis pecados. Te pido perdón por mis pecados y te recibo como mi Señor y Salvador. Gracias por darme el regalo de vida eterna. Deseo cambiar y vivir una nueva vida contigo como mi Señor y Salvador. Escribe mi nombre en el libro de la vida y prometo serte fiel y justo . Gracias Jesús. Amén."
Si hiciste esta oración con fe. Felicidades! has recibido a Jesucristo como tu único salvador, recuerda que si lo pediste de corazón Dios hará cambios en tu vida. Dios obra en nuestras vidas Gloria a Él.
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