El Enemigo dentro de Tí...


Cuando el tiempo se detiene como nos ha pasado en esta pandemia, de las primeras cosas que tú puedes descubrir es revelación de tu propósito original. ¿Qué es lo que siempre ha ardido dentro de ti? Cuál es el propósito de Dios en tu vida, que arde dentro de ti?

Muchos de nosotros, en el ajoro de la vida, nos hemos involucrado en cosas que nos hacen estar ocupados en labores y tareas que no arden apasionadamente en nosotros. Por los quehaceres, las deudas, por los problemas económicos, te has puesto a trabajar y a hacer cosas en las que no deberías estar involucrado. Y todavía ese arbusto está ardiendo. Este tiempo es para descubrir lo que arde dentro de ti, la pasión que hay dentro de ti; en este tiempo, la paz que sobrepasa todo entendimiento viene a tu vida y se detiene el tiempo para que tú puedas descubrir qué es lo que arde dentro de ti y que a través de los tiempos nunca ha dejado de arder. ¿Qué pasión hay dentro de ti? ¿Cuál es tu propósito? Este tiempo puede ser un momento en que tú puedas recibir una vez más revelación de lo que arde dentro de ti porque el momento te ha obligado a detenerte, pero de qué te sirve detenerte físicamente, y no detener tu mente, tus pensamientos negativos, y no permitirle a Dios que te hable, que te dé revelación de tu propósito, de lo que arde dentro de ti.

La cuarentena te tiene detenido, y hay una ansiedad, un tumulto en tu mente que no te deja dormir, estás desesperado, ansioso, en un caos mental, emocional; por eso es que necesitas la paz que sobrepasa todo entendimiento para que en este momento puedas vencer tus peores enemigos, que no son los que están fuera, sino que están dentro de ti.

Nuestro Señor Jesucristo, luego de treinta años esperando mostrarse al mundo, es bautizado. Juan el Bautista declara “este es el Hijo de Dios, el Cordero de Dios, el que habíamos estado esperando”. Podríamos decir que ese es el momento que uno espera como para lanzarse con todo. Jesús llevaba treinta años esperando ser ungido para ser expuesto y comenzar con su misión aquí en la tierra; baja la paloma del cielo, se oye la voz, Juan el Bautista lo reconoce, lo bautiza; y lo que vemos en Lucas 4 es lo que vino después.

“Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto 2 por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre.” Lucas 4:1-2

Es bautizado por el Espíritu Santo, y ahora que uno pudiera decir que comenzó el ministerio, lo llevan al desierto y lo paralizan, lo detienen; y en ese tiempo comienzan debilidades físicas, espirituales y mentales. Ese tiempo del desierto fue importante para él vencer su propia carne, vencer al enemigo, y que no hubiera más influencia del enemigo sobre su vida. Este tiempo fue un proceso para descubrir en su interior dónde estaban sus debilidades. Pensaríamos que siendo el Hijo de Dios, no las tenía, pero tuvo hambre, y eso llevó al aspecto emocional y espiritual, que se trató de que el enemigo tratara de lograr que Jesús dudara de lo que Dios había dicho. Así que Jesús, en ese tiempo, vence sus enemigos físicos, mentales, espirituales, para salir a cumplir la misión que Dios le había dado.

Este es un buen tiempo no tan solo para redescubrir tus pasiones, tus sueños, tus propósitos, sino también para vencer el enemigo dentro de ti. Este tiempo te puede ayudar a analizar en qué área has sido débil, para entonces poder vencer esas debilidades. En este tiempo de calma, toma autoridad, fe, camina en autoridad de parte de Dios, párate firme y vence tus peores enemigos, para que cuando salgas de este desierto, salgas lleno del poder de Dios para vencer todas las cosas. Un momento de detente donde está la paz de Dios sobre ti, te ayuda a redescubrir tus pasiones, tu propósito, tu llamado; te ayuda a vencer tus enemigos; y te abre los ojos.

Pablo era llamado Saulo, el perseguidor de la iglesia. Él creía estar haciendo lo correcto, creía estar en orden y haciendo lo que tenía que hacer. Saulo no era un hombre malo, sino confundido; tenía una gran pasión y celo por lo que hacía. Dios lo detiene, se encuentra con él y lo manda a casa de Ananías por tres días. Saulo quedó medio ciego; tres días después, cayeron las escamas de sus ojos, y pudo ver claramente lo que él tenía que hacer. Un hombre que iba teniendo una vida acelerada, que caminaba ansioso pensando que hacía lo correcto, que vivía desesperadamente haciendo algo todo el tiempo, Dios lo detiene y lo lleva a que pueda entender cómo dirigir esa pasión al lugar correcto, cómo rectificar y utilizar sus capacidades y talentos, los idiomas, su ciudadanía, sus talentos, sus capacidades, sus conexiones, para la gloria de Dios.

En un tiempo como este donde el tiempo se detiene, donde la vida te detiene, redirige tu vida para hacer las cosas que realmente Dios quiere que tú hagas. Puede que lleves tiempo como loco pensando que estás haciendo lo que tienes que hacer, pero es en momentos como este donde tú te detienes y Dios reestructura tu vida. No se trata de que te ocupes en muchas cosas, sino de que hagas lo que Dios quiere que tú hagas. Ocúpate en lo que Dios quiere que te ocupes.

Saulo creía que estaba haciendo lo correcto, lo que era necesario, lo que era su propósito. Un día, Dios lo detiene en el camino para canalizar sus acciones para que no desperdicie más sus fuerzas, sus talentos, sus habilidades, todo lo que él había empleado a través de su vida en hacer algo que era contrario al deseo de Dios. La voz le dice a Saulo en el libro de Hechos: ¿Por qué me persigues? Y, sin darte cuenta, en algunas ocasiones, persiguiendo otras cosas, estás persiguiendo a Dios, en contra de Dios, involucrado en cosas que no te corresponde hacer. Es en momentos como estos donde nos detenemos, donde debe haber paz en tu vida, que hay tres cosas que Dios te va a ayudar a redescubrir:

Tu pasión, tu propósito. Te va a mostrar esa zarza que está ardiendo y que no se consume. Cuando se acabe esta temporada, vuelve a tu pasión, a tu propósito.
Vas a vencer al enemigo que hay dentro de ti. Vas a vencer las tentaciones que en el pasado cediste a ellas y detuvieron tu vida. En un tiempo como este donde hay pausa, como pasó con nuestro Señor Jesucristo en el desierto, no se lanzó a lo loco a su ministerio, sino que fue al desierto y venció al enemigo en el desierto, en lo oculto; porque el enemigo que tú no vences en lo oculto, tendrás que pelearlo en público. El enemigo que tú no derrotas en privado, eventualmente, en público, te podrá vencer. Así que, en un momento como este, comienza a vencer tus enemigos internos, esas tentaciones físicas, mentales, emocionales y espirituales que hay en ti, toma autoridad por la palabra de Dios para que, cuando salgas de esta cuarentena, salgas con poder.
Pídele revelación a Dios para redirigir tu vida, no vaya a ser que por el ajoro, hayas estado haciendo cosas que Él no te llamó a hacer.

Oramos por ti, para que esta palabra se marque en tu corazón, para que tú recibas esta revelación en tu interior, para que en este tiempo de detente haya descanso en tu vida, para que camines en tu propósito, venzas tus enemigos y recibas revelación divina para redirigir tu vida. No persigas a Dios, sino alinea tu vida con su propósito.

(Ps. Otoniel Font).

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