Sal de tu escondite...
“Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán: 2 Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos; 3 y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre.” Isaías 45:1-3
Estamos creyendo que así como Dios declaró esta palabra sobre Ciro, nosotros también podemos creerlo para nuestras vidas. Aparte de llevar esto al nivel espiritual de entender que somos esos tesoros escondidos grandes que Dios tiene reservados para esta temporada, también estamos creyendo que Dios nos dará la oportunidad y la capacidad de encontrar esas riquezas que están en oculto, esas oportunidades económicas, financieras, que han estado reservadas a través de los tiempos. Tienes que estar expectante en esta temporada y abrir tus ojos y prestar atención con tus oídos al mundo espiritual, para que puedas percibir esas oportunidades que Dios te quiere dar.
Estamos expectantes, creyéndole al Señor. Hemos sembrado y estamos seguros que contaremos de oportunidades gloriosas que Dios pondrá en nuestro camino.
No tan solo podemos tomar esto de manera literal, sino que también debemos observar el aspecto espiritual, y ver que el tesoro más grande que está enterrado aquí en la tierra eres tú. Tú eres el tesoro más grande para este mundo, y tiene que haber un momento en que tú salgas a la luz, y le muestres al mundo la gloria de Dios que debe ser vista a través de ti.
Atrévete a salir, a estar afuera, a no esconderte, sabiendo que Dios no enciende una luz para ponerla bajo un almud, sino para que claramente alumbre a todos los que están en la casa, así como dice su palabra.
“20 Y haciendo Samuel que se acercasen todas las tribus de Israel, fue tomada la tribu de Benjamín. 21 E hizo llegar la tribu de Benjamín por sus familias, y fue tomada la familia de Matri; y de ella fue tomado Saúl hijo de Cis. Y le buscaron, pero no fue hallado. 22 Preguntaron, pues, otra vez a Jehová si aún no había venido allí aquel varón. Y respondió Jehová: He aquí que él está escondido entre el bagaje. 23 Entonces corrieron y lo trajeron de allí; y puesto en medio del pueblo, desde los hombros arriba era más alto que todo el pueblo. 24 Y Samuel dijo a todo el pueblo: ¿Habéis visto al que ha elegido Jehová, que no hay semejante a él en todo el pueblo? Entonces el pueblo clamó con alegría, diciendo: ¡Viva el rey!” 1 Samuel 10:20-24
Esto es parte del proceso a través del cual Saúl fue expuesto. Pasó por tres etapas diferentes. Cuando estaba buscando las asnas, allí llega donde el vidente y Dios lo unge. Este segundo evento es cuando es presentado delante del pueblo, y encontramos a un Saúl escondido. Podemos verlo como que era una persona tímida, o simplemente que era un cobarde.
No importa cuál de las dos tú veas, la realidad es que la enseñanza de esta historia es que tiene que haber intervención divina para encontrar a Saúl detrás del equipaje. Saúl se escondió tan bien, que solo Dios lo podía encontrar. Y hay un momento en tu vida que tienes que saber que solo la intervención divina será lo que permitirá que tú veas lo que hay dentro de ti. Tú puedes pasar por cualquier curso de motivación, de inspiración, por cualquier terapia, seminario, puedes pasar por estudios universitarios; todo eso es bueno, necesario, hay que aprender y qué maravilloso que puedas incrementar tus conocimientos y mantenerte inspirado, pero hay un momento que solo un encuentro con la palabra de Dios es lo que te demostrará lo que hay dentro ti.
Pedimos a Dios que durante este tiempo haya una intervención divina, que te haga salir del lugar en el que tú estás escondido.
Veamos un contraste entre la historia que se nos presenta aquí en 1 Samuel 10, que acabamos de leer, donde nos dice que Saúl estaba escondido detrás del equipaje; estaba encerrado, escondido y no quería salir; comparémoslo con un momento en la vida de David. 1 Samuel 17 nos habla de la historia de David, cuando va de camino a llevarles a sus hermanos comida para que estuvieran bien en el campo de batalla.
“19 Y Saúl y ellos y todos los de Israel estaban en el valle de Ela, peleando contra los filisteos. 20 Se levantó, pues, David de mañana, y dejando las ovejas al cuidado de un guarda, se fue con su carga como Isaí le había mandado; y llegó al campamento cuando el ejército salía en orden de batalla, y daba el grito de combate. 21 Y se pusieron en orden de batalla Israel y los filisteos, ejército frente a ejército. 22 Entonces David dejó su carga en mano del que guardaba el bagaje, y corrió al ejército; y cuando llegó, preguntó por sus hermanos, si estaban bien.” 1 Samuel 17:19-22
Mira la diferencia. Vemos a un hombre como Saúl, escondido detrás del bagaje, que era el armamento, el lugar donde guardaban las armas de guerra. Cuando vemos el contraste con la vida de David, vemos que también un día tuvo que llegar a ese lugar de equipaje, pero hay una gran diferencia en su actitud. Saúl se escondió detrás de aquel equipaje, mientras que David dejó su carga allí, y salió corriendo al encuentro de su propósito, de su llamado. Cuando oyó que el ejército estaba listo para pelear, para salir al campo de batalla, David no decide correr, huir; su actitud fue contraria a la de Saúl; una actitud de: yo no me voy a quedar escondido detrás de este equipaje, yo voy a salir, voy a ver lo que está pasando. Él no sabía lo que ocurriría, pero desde ese día su historia cambiaría para siempre. Ya Dios lo había ungido como rey, lo había separado para ser el próximo rey de Israel, pero era en ese campo de batalla donde se marcaría su nuevo comienzo y, desde ahí en adelante, comenzaría literalmente, el reinado de David.
Ante los más grandes retos, ante los gritos de guerra, ante los momentos de dificultad, tú debes dejar toda carga en el equipaje, en esos lugares donde se están guardando esos equipos, y tienes que salir al encuentro de tu destino. No hay razón por la cual estar huyendo. Tú estás aquí para salir hacia el campo de batalla para que Dios te dé la victoria y puedas entrar en todo lo que Dios tiene para tu vida.
Mientras unos se esconden detrás del equipaje, otros dejamos todo en aquel lugar y salimos al encuentro de nuestro destino.
Reflexionemos en torno a la historia de Saúl. Saúl es expuesto ante todo el pueblo, y fue hallado detrás del equipaje, probablemente, con temor, con miedo a entrar en aquello para lo cual Dios lo había reservado. ¿Cuántas cosas podrían provocarte a tener esta misma actitud? Hay cosas, a veces, simples que pueden provocarte a quedarte escondido y no caminar al campo de batalla y entrar en el propósito de Dios para ti.
- Te sientes insignificante. Cuántas veces te has sentido poco, menos, ante el reto que está delante de ti? Llega la idea de que no tienes todo lo necesario, de que no cumples con todos los requisitos. Te menosprecias ante las posibilidades que están ante ti. Ese pensamiento de que no eres nada, que saliste de la nada, te mantiene detrás del equipaje. Saúl dijo: vengo de la tribu más pequeña, la de Benjamín; esto es una familia insignificante.
- No sentirte cualificado. Es pensar que no tienes los talentos, las habilidades. Si contrastas eso con la vida de David, David se sentía bien cualificado; lo que tenía era una piedra y una onda, pero decía: yo la sé usar; esto no será mucho, pero soy experto en esto. En otras palabras: con lo poco que sé, soy cualificado, soy experto y con esto yo puedo tener una gran victoria. Tu cualificación no viene de tus talentos, sino de Dios, que es quien hace en ti que todo sea posible. Tu cualificación viene del poder del Espíritu Santo que te empodera para actuar en los momentos cruciales y magnifica tus habilidades de manera tal que lo que parece poco sea lo que tú necesitas para tener grandes victorias. Si eres experto con una onda y con una piedra, eso es todo lo que hace falta para matar al más grande Goliat en tu vida.
- Intimidación. Te intimidas ante la situación, ante el potencial, ante el propósito, ante la magnitud de la tarea; te intimidas ante la gente a tu alrededor.
- Miedo. El temor se puede apoderar de tu vida en un momento dado. Es el pensamiento de desastre en nuestra vida donde no nos damos cuenta que en realidad lo que estamos es utilizando el poder de la fe, pero a la inversa.
- El tratar de complacer a la gente. Uno de los problemas que tuvo Saúl es que, sin darse cuenta, se convirtió en una persona que lo que quería era complacer a la gente, se convirtió en una persona que quería agradar a los demás. Cuando lo expusieron y lo sacaron de detrás del bagaje, hubo gente que dijo: tú no sirves, no puedes ser nuestro rey. Ese día marcó la vida de Saúl que, eventualmente, su gran problema fue tratar de complacer al pueblo, en vez de obedecer a Dios. Y en tu vida, llega un momento donde, sin darte cuenta, te escondes detrás de tu equipaje, cuando solo quieres complacer a la gente, te dejas llevar por lo que digan, y no lo que Dios te ha pedido que hagas.
Hoy es día de decidir que no te vas a esconder nunca más detrás del equipaje. No permitas que ninguno de estos pensamientos se meta en tu vida de manera tal que te hagan regresar atrás.
(Ps. Otoniel Font).
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