Necesitas un compañero de Batalla...
“Confiesense los pecados unos a otros y oren los unos por los otros, para que sean sanados. La oración ferviente de una persona justa tiene mucho poder y da resultados maravillosos”. Santiago 5:16 (NTV).
Las personas no van a la guerra por su cuenta. Sería una misión suicida. Alguien tiene que cuidarte la espalda.
Necesitas un compañero de batalla.
Lo mismo ocurre en las batallas espirituales que todos enfrentamos. No puedes ir solo a la guerra contra los pensamientos lujuriosos, la deshonestidad, las adicciones, y el temor. Estarás condenado al fracaso.
Si lo que quieres es ser perdonado, admite tu pecado y quebrantamiento ante Dios. Si quieres hacer un cambio, admítelo ante otra persona.
Revelando tu pecado es el comienzo de la sanidad. No tienes que admitir tu pecado a todo el mundo. Pero hay que admitirlo ante alguien. Necesitas una persona que te ame incondicionalmente, que te acepte incondicionalmente, y ore por ti constantemente. Necesitas a alguien del mismo género con quien ser abierto y honesto.
La Biblia dice en Santiago 5:16, “Confiésense los pecados unos a otros y oren los unos por los otros, para que sean sanados. La oración ferviente de una persona justa tiene mucho poder y da resultados maravillosos” (NTV).
Cuando confiesas tus pecados a otra persona, abres una válvula de descarga y liberas la presión. De repente, el monstruo no es tan grande.
A menudo, el pecado es un ciclo. Empiezas humildemente pidiendo ayuda a Dios, para que Él te dé el poder para hacerlo. Después de unos seis meses de éxito, comienzas a volverte orgulloso. Entonces caes. Y, con humildad buscas de nuevo ayuda en Dios. Si pudieras estar en ese espíritu de humildad, estarías bien. Pero el orgullo siempre vuelve.
No se puede deshacer ese tipo de ciclos sin amigos que oren por ti, que se preocupen por ti, te animen, y te mantengan en la ruta. Cuando llegue el éxito, ellos te van a ayudar a mantener tu perspectiva y así tu humildad se mantendrá bajo control.
Es por eso que las iglesias locales son tan importantes. Pero puedes asistir a muchas iglesias durante años y nunca estés en una situación en la que conoces a otros y seas conocido por otros. Haz el esfuerzo de encontrar un grupo pequeño de creyentes en una iglesia local con el que puedas ser abierto y honesto.
Pensar que puedes salir de un mal hábito sin ser honesto al respecto con los demás no es más que una excusa para tomar el camino fácil. Nunca funciona. Aseguras el fracaso cuando haces eso.
Reflexiona sobre esto:
¿Qué pecado en tu vida necesitas confesarle a otra persona?
¿A quién en tu vida puedes confesar tu pecado?
¿Qué te asusta a la hora de revelar tu pecado a alguien más?
(Ps. Rick Warren).
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