Encuentra un Sueño por el cual valga la pena tu vida...

 

“Todos los atletas se entrenan con disciplina. Lo hacen para ganar un premio que se desvanecerá, pero nosotros lo hacemos por un premio eterno. Por eso yo corro cada paso con propósito. No solo doy golpes al aire”. 1 Corintios 9:25-26 (NTV).

El sueño correcto enfoca tu energía. Y a todos nos vendría bien una energía más concentrada, ¿verdad? Parece cada vez más difícil de encontrar en estos días.

A estas alturas ya has aprendido que no puedes hacerlo todo. Pero no todo vale la pena hacerlo; algunas cosas son más importantes que otras. Dios no espera que hagas todo. Por lo tanto, no debes esperar que tú mismo seas capaz de hacerlo todo.

La selección inteligente es clave. Tienes que decidir qué importa y qué no, qué sueño vale la pena en tu vida y qué sueño no vale ni un segundo de tu vida.

¿Alguna vez soñaste con ser famoso? ¿O tal vez el mejor del mundo en algo? ¿O la persona más rica que conoces?

Esos sueños no valen ni un momento de tu vida, porque son fugaces. En un minuto podrías ser un héroe, y al minuto siguiente, eres nada. Un minuto estás en la portada de alguna revista, y la próxima semana está en la basura.

Ir tras los trofeos es un objetivo tonto. ¿Por qué? Porque, con el tiempo suficiente, todos tus trofeos serán tirados por alguien de esta generación o de la siguiente.

No vivas tu vida por trofeos, récords mundiales y fama. ¡Esos no son sueños lo suficientemente grandes!

Necesitas un sueño que impacte la eternidad. Ese tipo de sueño enfoca tu energía y te ayuda a resistir.

La Biblia dice en 1 Corintios 9:25-26: “Todos los atletas se entrenan con disciplina. Lo hacen para ganar un premio que se desvanecerá, pero nosotros lo hacemos por un premio eterno. Por eso yo corro cada paso con propósito. No solo doy golpes al aire” (NTV).

Cuando eliges el sueño de Dios para tu vida, te conviertes en alguien con un propósito. No eres como un boxeador que practica golpeando el aire. Cuando golpeas, lo haces para anotar. No estás jugando con tu vida.

El sueño de Dios enfoca tu energía para que puedas correr directo a la meta que Él te ha fijado. Cuando corres con ese tipo de esfuerzo, no perderás ni un segundo de tu vida.

Reflexiona sobre esto:

Piensa en el sueño más grande que has tenido para tu vida. ¿De qué manera la cantidad de tiempo y energía que le has dedicado te muestra cuán enfocado estás?
¿De qué manera pueden tus sueños específicos afectar la eternidad?
¿Por qué es importante a veces refinar el alcance o enfoque de tu sueño?

(Ps. Rick Warren).

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