Cuando enfrentas problemas, la Comunidad es tu Red de Protección...

 


“Alégrense con los que están alegres y lloren con los que lloran”. Romanos 12:15 (NTV)

Cuando experimentas un sufrimiento en la vida, necesitas personas que lloren contigo.

Hay situaciones que nadie debería pasar solo. Nadie debería tener que esperar solo en un hospital, mientras un ser querido está en una cirugía de vida o muerte. Ninguna mujer debería tener que esperar sola por el informe de laboratorio sobre un problema de embarazo. Nadie debería tener que esperar solo por noticias de un campo de batalla. Nadie debería tener que quedarse solo a un lado de una tumba abierta. Nadie debería tener que pasar la primera noche solo después de que un cónyuge ha muerto o se alejó.

El hecho es, que algunas de estas cosas van a pasar. Son inevitables. Vas a pasar por tragedias. Vas a recibir malas noticias. Vas a experimentar dolor. Sólo un tonto pasaría por la vida sin prepararse para algo que sabes que va a pasar. Es tiempo de prepararte para esos momentos difíciles, necesitas de tus amigos y ese tiempo es ahora. Necesitamos la red de seguridad de Dios.

¿Qué es la red de seguridad Dios? Es un grupo de otros creyentes. No necesitas un centenar. Sólo necesitas cinco o seis —un grupo de otros creyentes que estén comprometidos contigo.

Había un hombre que vino a la Iglesia de Saddleback durante siete años. Se sentaba en las gradas. Él nunca se involucró en nada, nunca se unió a un grupo pequeño. Él sólo venía a adorar y luego se iba después del servicio. Un día tuvo un ataque al corazón y estuvo en el hospital durante dos semanas. Yo estaba viajando y no supe nada hasta que regresé. Cuando salió del hospital, él vino a la iglesia y me dijo: “Estoy dejando la iglesia”. Le dije, “¿Por qué?” Él respondió, “Porque no es amistosa. Nadie me visitó en el hospital”. Cuando él se fue, yo pensé, ¡Es su culpa!”.

Nunca se preocupó por nadie sino por él mismo. Nunca se preocupó por conocer a nadie. Nunca entró en un grupo pequeño, nunca dio, nunca compartió. Fue culpa suya que cuando llegó la crisis, nadie estaba ahí con él, porque él nunca hizo ninguna conexión.

Así no es cómo Dios quiere que nosotros vayamos por la vida. Aquí está el plan de Dios: “Alégrense con los que están alegres y lloren con los que lloran” Romanos 12:15 (NTV).

La comunidad es la respuesta de Dios a la desesperación. ¡Fuiste hecho para compartir tu vida con los demás! Ahora es el momento de buscar a las personas que te apoyarán en la vida, que se regocijen contigo en tus victorias y lloren contigo en tus problemas.

Reflexiona sobre esto: 
  • ¿Qué inseguridades evitarán que seas capaz de regocijarte con los demás en sus victorias o llorar con ellos en su pérdida?
  • ¿Por qué crees que muchas personas no están dispuestas a comprometer su tiempo al desarrollo de las relaciones dentro de la iglesia?
  • ¿Quién en tu grupo pequeño o familia de la iglesia necesita que vayas con ellos ahora mismo a través de una lucha? ¿Qué harás hoy para alentarlos?
(Ps. Rick Warren).

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