Postulado 6: Jesucristo redime y restaura los diseños de Dios para Su gloria

¿Es posible recuperar el propósito original de Dios en un mundo tan dañado por el pecado? La respuesta es un rotundo "sí". Jesucristo vino no solo a redimir nuestras almas, sino también a restaurar el diseño perfecto de Dios para cada área de nuestra vida, incluidos los roles del hombre y la mujer. Este postulado es un recordatorio esperanzador de que, en Cristo, todo lo perdido puede ser redimido y restaurado para la gloria de Dios.

Desde la caída de Adán y Eva, la creación entera ha gemido bajo el peso del pecado y sus consecuencias (Romanos 8:22). La relación entre el hombre y la mujer fue uno de los aspectos más afectados, distorsionando los roles y trayendo dolor y lucha. Sin embargo, Jesucristo, a través de Su sacrificio en la cruz, nos ofrece redención y una nueva oportunidad de vivir conforme al diseño divino.

Jesús, durante Su ministerio terrenal, dignificó a las mujeres en una cultura que las marginaba, mostrándonos un ejemplo perfecto de restauración (Juan 4:7-26, Lucas 8:1-3). En Su muerte y resurrección, Jesús abrió el camino para que hombres y mujeres fueran reconciliados con Dios y entre sí. Gálatas 3:28 declara que, en Cristo, somos uno, aunque mantenemos nuestras diferencias y roles complementarios según Su diseño.

La restauración de Dios no significa un retorno forzado al pasado, sino una transformación completa que refleja Su gracia y gloria. Por ejemplo, en el matrimonio, los esposos son llamados a liderar con amor sacrificial, como Cristo amó a la Iglesia (Efesios 5:25), mientras que las esposas son llamadas a responder con respeto y apoyo, reflejando la sumisión de la Iglesia a Cristo (Efesios 5:22-24). Esta dinámica restaurada no es opresiva, sino una imagen hermosa del evangelio.

Preguntas reflexivas:
  • ¿Cómo ha redimido Jesús tu comprensión y práctica de los roles que Dios diseñó?
  • ¿Qué áreas de tu vida necesitan ser restauradas por el poder de Cristo?
Aplicaciones prácticas:
  • Busca Su redención diariamente: Ora pidiendo que Cristo restaure áreas específicas donde el pecado haya distorsionado Su diseño.
  • Estudia Su ejemplo: Dedica tiempo a meditar en cómo Jesús interactuó con hombres y mujeres, y cómo Su sacrificio transformó vidas.
Conclusión:
Jesucristo no solo nos salvó de nuestros pecados, sino que también nos invita a vivir en la plenitud de Su diseño restaurado. En Él encontramos no solo redención, sino también el poder para reflejar Su gloria en nuestras relaciones, roles y propósito. Permitamos que Su gracia transforme nuestras vidas y que, a través de nuestra obediencia, el mundo vea la belleza de Su plan eterno.

(Inspirado en El Manifiesto Mujer Verdadera de Mary Kassian y Nancy DeMoss Wolgemuth).

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