En Mi Nombre...

Lea: Juan 14:12-17

Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pedís en mi nombre, yo lo haré. Juan 14:13-14

Lo que sea, cualquier cosa, lo haré. Sentimos enseguida que esto es demasiado amplio. Si tomamos esto como absolutamente ilimitado, una especie de lámpara maravillosa de Aladino que podemos frotar y pedir cualquier cosa posible en el mundo, ciertamente nos hemos perdido el punto de este pasaje. Es demasiado amplio para tomarlo sin reserva. Sentimos también que es demasiado contradictorio si se toma sin límite. Podemos ver problemas presentándose. ¿Qué ocurre si hay un atleta cristiano orando por un día soleado y un granjero cristiano orando por lluvia? ¿Cuál de ellos gana?

No, esta promesa no puede ser ilimitada. Hay una condición aquí. Nuestro Señor quiere decir exactamente lo que dice, pero debemos entender lo que dice. Esta es una magnifica promesa de gran ámbito, de tremenda envergadura, pero lo que dice es: “si pedís en mi nombre”. Esa es la condición.

Eso ciertamente significa mucho más que una fórmula mágica a añadir al final de nuestras oraciones. No hay nada tan pagano o absurdo como esta frase sin sentido, “esto pedimos en nombre de Jesús”, añadido a nuestras oraciones sin un entendimiento de si la oración de hecho está siendo pedida en nombre de Jesús. Hacemos esto porque es tradicionalmente aceptable, y no entendemos lo que significa “en Su nombre”. “En el nombre de Cristo” significa en Su autoridad en base a Su carácter.

Todos estamos familiarizados con la frase “en nombre de la ley”. Los policías llevan a cabo su trabajo “en nombre de la ley”. Imagínate que un policía entra en un barrio pobre de la ciudad. Es llamado ahí a causa de alguna actividad homicida que está ocurriendo, y llega a la dirección que le han dado, y llama a la puerta y dice: “¡Abre en nombre de la ley!”. Nadie abre la puerta, así que después de llamar de nuevo y pedir que sea abierta en nombre de la ley y todavía no hay contestación, rompe la puerta y entra. ¿Pero qué ocurre si ese mismo policía está borracho? Está en un área residencial y por alguna razón él solo, en su embriaguez, se va tropezando por los escalones de una casa, y llama a la puerta y dice: “¡Abre en nombre de la ley!”. Los que están dentro oyen la gruesa voz y reconocen que está borracho, y se niegan a abrir. Así que el policía rompe la puerta, y cuando lo hace le arrestan y se lo llevan a la cárcel.

¿Por qué? Es la misma acción y exactamente el mismo hombre. ¿Cuál es la diferencia? Una fue hecha verdaderamente en nombre de la ley; la otra fue hecha fuera de la ley, aunque las mismas palabras fueron utilizadas. Una era una actividad autorizada; la otra no fue autorizada. Eso es lo que quiere decir Jesús. Cuando pedimos en nombre de Jesús, debemos pedir dentro del ámbito de Su obra y Su carácter. Lo que sea que Él tenga interés en hacer en la tierra; entonces nosotros, como instrumentos de Su actividad, estamos involucrados en conseguirlo. “Cualquier cosa que necesites”, dice, “pídelo y será hecho”. ¡Lo que sea! ¡Cualquier cosa! Si es una necesidad dentro de este límite, puedes pedirlo y será hecho, sin fallo.

Señor, examina mi corazón y sálvame de hablar la verdad pero no vivirla, de resonar la ortodoxia pero negándome a someterme de formas prácticas. Ayúdame a no cometer tal cosa, para que pueda conocer la plenitud de la gloria de estas promesas cumplidas en mi vida.

Aplicación a la vida:

¿Hemos estado ingenuamente fijando el nombre de Jesús a nuestras oraciones? ¿Es equivalente a utilizar Su nombre en vano, un artilugio manipulativo? ¿Cómo podemos verdaderamente honrar el nombre de nuestro Señor Jesús en nuestras oraciones?

(Ray Stedman).

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