¿Qué Causa La Confusión? ¿Estás confundido?
¿Está sucediendo algo en tu vida en este momento que no entiendes? Quizás sea tu pasado y simplemente no entiendes por qué tu vida tenía que ser como era. Puede que estés diciendo: “¿Por qué yo, Dios? ¿Por qué no podrían haber sido las cosas de una manera u otra manera? ¿Por qué tuvieron que salir las cosas así? ¡Simplemente no lo entiendo!"
Comencé a darme cuenta de que una gran cantidad de personas sufren tremendamente de confusión. Por mi parte yo lo he experimentado en el pasado y supe como la confusión atormentaba a las personas, y comencé a reflexionar sobre por qué la gente se confunde y qué pueden hacer para prevenirlo.
Una noche, tuve una conferencia en Kansas City y asistieron aproximadamente 300 personas. Me sentí impulsada a preguntar cuántas de ellas se sentían confundidas en ese momento por algún tema en sus vidas. Para mi asombro, solo vi a dos personas que no levantaron la mano, y una de ellas era mi esposo. Si vi correctamente, eso significa que 298 de cada 300 personas estaban confundidas. Eso es 99,3 por ciento.
Cuando comencé a consultar esto en varios grupos, descubrí que este era el caso en casi todas partes. El porcentaje variaba, por supuesto, pero siempre fue alto. Mientras lo meditaba y le pedía al Señor que me mostrara las causas de la confusión, me dijo: "Diles que dejen de intentar descifrar todo y así dejarán de estar confundidos."
Ahora me doy cuenta de que es exactamente por eso que yo ya no sufro de confusión. Todavía tengo muchas cosas en mi vida que no entiendo, pero ahora hay una gran diferencia. Dios me ha librado de tratar de descifrarlo todo. Dios me ha liberado del razonamiento (los “argumentos” de los que habla Segunda de Corintios 10:5), así que no intento averiguar las cosas de mi vida que no entienda.
Casi suena demasiado fácil, ¿no? Pero hay una total libertad del tormento por la confusión, simplemente rehusando a la tentación de entender y saberlo todo (razonamiento).
Si realmente te detienes a pensar en ello, tiene sentido, porque todo esto ocurre en un lugar llamado "la mente." La mente es el campo de batalla donde nuestra guerra con satanás se gana o se pierde. “Dios no es autor de confusión” (1 Corintios. 14:33), satanás si lo es. El diablo nos ofrece teorías y razonamientos que no concuerdan con la Palabra de Dios.
Segunda de Corintios 10:4, 5 (NTV) dice que uno de los tipos de pensamiento que necesitaremos eliminar para ganar la guerra, es el razonamiento. Los versículos dicen: “Usamos las armas poderosas de Dios, no las del mundo, para derribar las fortalezas del razonamiento humano y para destruir argumentos falsos. Destruimos todo obstáculo de arrogancia que impide que la gente conozca a Dios. Capturamos los pensamientos rebeldes y enseñamos a las personas a obedecer a Cristo.”
Si la Palabra nos instruye a que no tratemos de razonar las cosas, entonces debemos obedecer. Y cuando nos lleguen los razonamientos, debemos llevar nuestros pensamientos a la obediencia de Jesús.
Estos versículos dicen que estamos en una guerra, y nuestra guerra, nuestra batalla, es en gran parte una batalla mental. Satanás ataca nuestras mentes. Según estos versículos, estamos lidiando con sus ataques, con naciones imaginarias. ¿Alguna vez has imaginado cosas que no eran ciertas o viste cosas en la pantalla de tu mente que sabías que eran incorrectas?
Las teorías son varios esquemas o ideas sobre cómo resolver tus propios problemas, y los razonamientos son un sondeo con la mente tratando de encontrar respuestas a preguntas que solo Dios parece tener.
Para resumir este capítulo, digamos que la confusión se produce al tratar de averiguar o localizar una respuesta a una situación que solo Dios parece tener. Por alguna razón, solo Él lo sabe, y no lo dice.
(Joyce Meyer).
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