Los Enemigos del Hombre...
En la vida cotidiana el ser humano se encuentra con una serie de obstáculos cada vez que emprende una tarea en especial. Esto se da porque nada es fácil y de alguna manera si algo no costara, en realidad no tendría sentido el hecho de llegar al final de ello. Existe un refrán popular que nos invita a pensar que lo que nos cuesta obtener es lo que vale la pena, el refrán dice: "Lo que fácil viene, fácil se va".
Acabar la vida cristiana con excelencia requiere pasar victoriosamente por un sin número de batallas, pelear con los enemigos que tratarán de distorsionar el camino, sin embargo lo que "no es fácil" es aquello que te da satisfacción. Los creyentes debemos ver los enemigos de nuestra fe, como aquellos obstáculos que debemos cruzar para poder llegar hasta nuestro Galardonador con victoria.
I. Enemigos en la Batalla
¿Qué es un enemigo? ¿Tiene el cristiano enemigos en su caminar con Dios?
Es importante poder contestar estas interrogantes pues ellas son las que ofrecen la clave para entender la batalla o lucha diaria que tiene el creyente. La definición de enemigo muestra que éste es “... alguien que tiene mala voluntad a otro y le desea o hace mal”. Los cristianos luchamos constantemente contra la mala voluntad, los malos deseos, las malas acciones y las situaciones o ambientes adversos que intentan apartarnos de la fe.
Esto es razón suficiente para conocer las estrategias que levantan aquellos que "aborrecen y odian todo aquello que tiene que ver con tu persona y tu creencia" Conocer a estos enemigos es un recurso útil y estratégico para mantener la victoria en el caminar como cristianos.
Se identifican tres de ellos:
A. El amor al mundo
La palabra mundo puede ser entendida de diversas maneras, Mundo se identifica como un sistema de vida presente, es decir temporal no eterno que ha sido establecido por hombres inconversos bajo la influencia del mal.
En el sentido espiritual, representa todo aquello que desagrada a Dios, se opone a sus enseñanzas y está bajo el dominio de Satanás (1 Juan 5:19). El mundo es el adorno u ornamento exterior que el hombre ha creado para vivir (1 Pedro 3:3- 4). El Nuevo Testamento es enfático en que el creyente no ame, lo que los hombres aman (1 Juan 2:15). El mundo le presenta al cristiano una ética, una moral, una administración, y una forma de vida que es contraria a los principios eternos establecidos en la Palabra de vida.
En muchas circunstancias el creyente puede encontrarse ante situaciones en las cuales no le será fácil tomar una decisión, o en las cuales el mundo le puede ofrecer la solución de manera rápida y sencilla. Sin embargo es en estos momentos cuando el creyente debe vestirse de toda la armadura de Dios, para no dejarse llevar por los criterios del mundo sino por la verdad de Dios (Efesios 6:13).
El sistema del mundo, la apariencia de la organización presente, nos envuelve día a día para que vivamos de una manera contraria al orden divino, nos demuestra una forma de vida que aparentemente es más importante que Dios. Un ejemplo de amor al mundo es olvidar la regla de administración divina: Somos mayordomos de Dios.
Si la mayordomía la aplicamos al dinero, usamos éste teniendo en cuenta al Señor; pero si se ama al mundo, éste se utilizara en cualquier forma que beneficie simplemente nuestra persona y los deseos que el mundo ofrece para satisfacer la "aparente felicidad" o la vanidad de la vida, que el mundo ha establecido como un orden a seguir.
B. Un Enemigo Sutil, Satanás
Otro de los enemigos del cristiano es el diablo o Satanás. El Dr. Wilton M. Nelson en su Diccionario Ilustrado de la Biblia menciona que literalmente Satanás significa "adversario", siendo entonces el acusador del pueblo escogido y enemigo de Dios por excelencia. La Biblia enseña que Satanás es el príncipe de este mundo, quien lo gobierna, es por ello que el ser humano es un esclavo de Satanás cuando se inclina a realizar la voluntad de éste y no la de Dios. Satanás tiene una guerra declarada en contra de Dios y su ejército, es en medio de esta guerra que utiliza todo aquello que tiene a su alcance para controlar al ser humano y su voluntad. El adversario tiene métodos para atacar el desarrollo del cristiano (Efesios 6:11).
Las intrigas de Satanás consisten en acciones que ejecuta con astucia y ocultamente para conseguir un fin. Sus planes van dirigidos a estorbar y detener el avance del cristiano, el cual tiene como meta disfrutar de la eternidad con su Señor. Las asechanzas de Satanás pueden ser traducidas como "esquemas", "estrategias" o "planes" utilizados en contra de los cristianos. Estas asechanzas incluyen: afligir a la humanidad con enfermedades (Job 2:7; San Lucas 13:16; Hechos 10:38); tentar a los creyentes a pecar (Mateo 16:23; Hechos 5:3; 1 Tesalonicenses 3:5); alejar al ser humano del conocimiento divino (Mateo 13:19; 1 Pedro 5:8-9); frustrar la expansión del Evangelio (2 Corintios 4:3-4; 1 Tesalonicenses 2:18).
El creyente no puede ignorar a Satanás o pretender que es una ilusión, o desequilibrio de alguna mente que desea culpar a alguien más por la toma de sus decisiones incorrectas o para culpar a alguien por la maldad que existe en el mundo. Esto de negar su existencia sería simplemente darle espacio para que trabaje sutilmente engañando a la humanidad.
Si la Biblia registra la existencia del adversario y sus planes para tomar posesión de la voluntad humana, el creyente debe entonces reconocer que existe y tomar las armas que se le ofrecen para enfrentarle (Efesios 6:10-18). El enemigo es tan sutil que mostrará su carácter engañoso en todo cuanto realiza para así poder persuadir al ser humano ante sus ofrecimientos. La Biblia muestra un sin número de títulos o nombres asignados a Satanás con el único fin de mostrar su carácter y maneras de identificarse.
C. La Carne
Los dos enemigos mencionados son enemigos externos al ser humano, es decir que lo influencian y el creyente decide lo que hará con aquellas proposiciones que éstos le brindan. Sin embargo al estudiar el enemigo de la carne, el creyente se enfrenta a la realidad de que este enemigo no es externo a él, es más bien adherido a él (Romanos 8:1-5).
El Dr. Murphy define entonces a la carne como "... la tendencia, que hay en cada persona, a actuar independientemente de Dios y centrar su interés en sí misma. El inconverso trabaja completamente en la carne (Romanos 8:7-8), adorando y sirviendo a la criatura antes que el Creador (Romanos 1:25)"
Cuando el ser humano acepta a Jesús como Salvador se redime todo su ser, su naturaleza de vieja criatura muere y es clavada en la cruz del calvario, pero debe luchar con su carne, con la naturaleza caída que es parte de su cuerpo natural.
El creyente tiene entonces una lucha diaria en contra de su naturaleza pecaminosa que día a día desea prevalecer y controlarlo, pero que por la eficacia de la sangre de Jesús es controlada (Efesios 2:1-3). El cristiano debe mantenerse firme ante los deseos de la carne que no son más que codicia, anhelo y apetitos de maldad, es decir las cosas que desagradan a Dios y nos alejan de Él.
En (1 Juan 2:16) se encuentran tres facetas que los creyentes deben cuidar. Los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la soberbia de la vida. Cada una de estas facetas indicada por el apóstol Juan lo que enseñan es que no se debe dar lugar a la satisfacción de deseos o pensamientos que den alimento a las obras del enemigo.
Consejos para enfrentarlos:
El creyente enfrenta situaciones adversas en su caminar cristiano pero Jesucristo nos proporciona las herramientas necesarias para vencerlos. La Biblia está llena de un sin número de consejos, sin embargo es necesario que los conozcamos y los llevemos a la práctica para obtener la victoria.
Veamos algunos consejos que ayudan a la firmeza del creyente:
Entender su posición en Cristo:
La Biblia dice: " Vosotros sois la luz del mundo" (Mateo 5:14). Y ser luz para el mundo es vivir como Cristo viviría si estuviera en nuestro lugar.
La luz a la que hemos sido llamados es una que debe resplandecer tan fuerte que pueda iluminar a los que están viviendo en las tinieblas. Algunos se incomodarán con este nuevo estilo de vida, pues con ello se pondrá en evidencia sus malas costumbres (Filipenses 2:15) y trataran de hacer que regresemos a la pasada manera de vivir.
Pero hay que entender que Dios está de nuestro lado, somos HIJOS DE DIOS y como tales hay que comportarnos; dando testimonio a través de nuestras acciones en todo lugar sin importar quien se incomode. Los hijos de Dios somos aquellos que nos rodeamos de otros creyentes, que atraemos a otros a la luz y que no atendemos o prestamos oídos a los consejos de los malos (Proverbios 1:10, 15) nosotros somos radicales en nuestra posición de HIJOS DE DIOS.
Mantenerse firme en la disciplina espiritual
Orar diariamente, leer la Biblia y practicar una forma de vida que agrada a Dios son las acciones de un hijo suyo. La mejor defensa contra los ataques del mundo es crecer en Cristo día con día y eso se logra alimentando nuestro espíritu y fortaleciendo el ser interior con su presencia. El creyente necesita el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23) para vencer los deseos de la carne (Gálatas 5: 19-21). Un soldado que está firme y fuerte en la batalla es aquel que se alimenta bien, mantiene su condición física y constantemente se entrena sin dejar por un lado el tiempo necesario de su descanso. Los creyentes como soldados del evangelio necesitamos alimentarnos de la Palabra, mantener nuestra condición espiritual practicando las disciplinas espirituales y constantemente estar guerreando a través de la oración para así poder estar firmes ante las asechanzas del enemigo a nuestra vida.
Tener un orden correcto de prioridades (Dios-hombres)
Satanás tratará de infundirnos temor al qué dirán, y a la burla de la gente. Muchos, por tratar de tener la aprobación de los' amigos, podemos ser engañados y negar la fe en Jesús. La clave es recordar el sacrificio de Cristo en el calvario y decidir mostrarle al Señor que no fue en vano. Así no seremos creyentes por conveniencia, sino por convicción (Mateo 10:33).
Nadie puede obligar a un ser humano a tomar decisiones que éste no quiera, gozamos el derecho de libre albedrío, así que ante cualquier invitación a pecar nosotros podemos levantar nuestra voz y declarar que Cristo es primero.
Reflexión
Los hijos de Dios se caracterizan por marcar la diferencia en donde quiera que se encuentren, las circunstancias no los mueven aunque estas sean adversas o den satisfacción al practicarlas.
Cada persona que ha aceptado el reto de ser llamado hijo del Altísimo vive para Dios y no practica las obras de la carne porque sabe qué es lo que realmente tiene valor en su eternidad y conoce que el sacrificio de Cristo en la cruz es el escudo para protegerse de sus enemigos.
¿Conoces tú el valor del sacrificio de Cristo en la cruz y la ganancia que has obtenido en él? Recuerda que en Cristo el creyente es "Más que vencedor" y no existe nada que pueda limitar su poder para sacarte de las obras de la carne (vicios, pornografía, envidias, rencores) que lo único que hacen es alejarte de tu Creador y hacerte sentir culpable por no ser fuerte ante la tentación.
Si aún no recibiste a Jesús como tu Señor y Salvador personal lee y medita esta Oración de fe:
"Señor Jesús, te necesito. Gracias por morir en la cruz para pagar por mis pecados. Te pido perdón por mis pecados y te recibo como mi Señor y Salvador. Gracias por darme el regalo de vida eterna. Deseo cambiar y vivir una nueva vida contigo como mi Señor y Salvador. Escribe mi nombre en el libro de la vida y prometo serte fiel y justo . Gracias Jesús. Amén."
Si hiciste esta oración con fe. Felicidades! has recibido a Jesucristo como tu único salvador , recuerda que si lo pediste de corazón Dios hará cambios en tu vida .
Dios obra en nuestras vidas Gloria a Él!
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