¿Qué vas a hacer con Jesús?



Pilato les preguntó: ¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo? Mateo 27:22a (RVR1995)

Hace poco vi una encuesta en redes sociales: “¿Quién fue el humano más grandioso que haya vivido?”

Las 10 respuestas populares variaron desde físicos como Albert Einstein hasta el presidente Abraham Lincoln al dramaturgo inglés William Shakespeare. Pero una de las respuestas fue Jesucristo, en segundo lugar.

Como cristiana, me sentí un poco agraviada. ¡No porque Jesús fuera galardonado con el trofeo de subcampeón, sino porque estaba en los resultados de la encuesta! Después de todo, la pregunta era “¿Quién fue el ser humano más grande que jamás haya existido?” Si bien Jesús era completamente humano, también era completamente Dios.

Las personas piensan a menudo en Jesús como sólo un gran ser humano o un maestro moral superior, ubicándolo a Él junto a los fundadores de otras religiones mundiales prominentes. Aún otros lo etiquetan como un lunático por afirmar ser el Hijo de Dios. Y aún otro segmento de la sociedad lo considera el mayor estafador que jamás haya vivido para reunir seguidores mediante falsas declaraciones de divinidad.

Nuestros pensamientos sobre Jesús y Sus afirmaciones se extienden hasta nuestras acciones porque lo que pensamos acerca de Jesús determina lo que hacemos con Él. Y lo que hacemos con Él aquí en la tierra afecta nuestro destino eterno.

En el versículo clave del día de hoy, Pilato, el gobernador de Judea, se dirige a una multitud reunida. Él plantea una pregunta importante que explora no solo lo que la multitud piensa sobre Jesús, sino también lo que quieren que se haga con Él: Pilato les preguntó: ¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo? (Mateo 27:22a)

La multitud gritó pidiendo que Jesús fuera crucificado. Para ellos, Él era un transgresor de la ley que debía ser eliminado de inmediato. Otros también estuvieron presentes cuando Jesús fue traicionado, arrestado, crucificado y luego resucitado tres días después. 

¿Qué es lo que en esencia “hicieron” con Jesús?

Entonces los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos del pueblo se reunieron y confabularon para prender con engaño a Jesús, y matarlo. (Mateo 26:3-4) Judas Iscariote, lo traicionó. (Mateo 26:14-16) Los soldados se burlaron de Él. (Mateo 27:27-31) Los transeúntes lo malinterpretaron cuando trató de hablar desde la cruz. (Mateo 27:47)

Sin embargo, no todos reaccionaron en contra de Él. Algunas mujeres trajeron especias y perfume a su tumba y fueron las primeras en anunciar las buenas nuevas que Cristo había resucitado de la muerte. (Lucas 23:55-56, Lucas 24:1-12) Y el centurión que presenció la muerte de Jesús, que incluyó la cortina del santuario rasgándose en dos de arriba a abajo, la tierra temblando, las rocas partiéndose y las tumbas de muchos santos abriéndose, devolviendolos a la vida, tuvo quizás la más precisa vista de Jesús. Este centurión gritó: ¡Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios! (Mateo 27:50-54, RVR1995)

¿No es sorprendente que la gente pueda llegar a conclusiones tan diferentes en su pensamiento acerca de una sola alma? Pero por muy interesante que sea reflexionar sobre sus variadas respuestas, la pregunta más importante en esta temporada de Pascua es: “¿Qué haremos con Jesús?”.

¿Estaremos contentas de mantenerlo indiferentemente agrupado con otros “buenos maestros” que instan al amor, las buenas obras y la paz en la tierra? ¿Es posible que malinterpretemos a Cristo, sin habernos tomado el tiempo de estudiar quién es realmente? ¿O lo ignoramos por completo, dejándolo escondido entre las páginas de la Biblia, pero tristemente ausente de nuestra vida cotidiana?

Esto es lo que podemos hacer con Jesús: Creer en quién Él dice que es. Confiar en Él y permitir que cambie nuestros corazones. Buscar continuamente descubrir más acerca de Él a través del estudio de la Biblia, hablando con Él en oración y conectándonos con otros creyentes. Proclámalo ante todos. Nunca retrocedas cuándo seguirlo se vuelve difícil y costoso.

¿Qué harás con Jesús esta Pascua? Tu respuesta es quizás la más importante que jamás darás.

Oración: Padre, por favor ayúdame a actuar de una manera que describa con precisión quién eres. No eres simplemente una persona moral e histórica. Ciertamente no eres un personaje de ficción. Que mis palabras y acciones digan a los demás: ¡Verdaderamente este hombre es el Hijo de Dios! En el Nombre de Jesús, Amén.

(Karen Ehman).

Si aún no has recibido a Jesús como tu Señor y Salvador personal, medita esta Oración de Fe: "Señor Jesús, te necesito. Gracias por morir en la cruz para pagar por mis pecados. Te pido perdón por mis pecados y te recibo como mi Señor y Salvador. Gracias por darme el regalo de vida eterna. Deseo cambiar y vivir una nueva vida contigo como mi Señor y Salvador. Escribe mi nombre en el libro de la vida y prometo serte fiel y justo. Gracias Jesús. Amén."
Si hiciste esta oración con fe !Felicidades! has recibido a Jesucristo como tu único salvador , recuerda que si lo pediste de corazón Dios hará cambios en tu vida. Dios obra en nuestras vidas !Gloria a Él!

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