Solamente una pequeña prueba de la Tentación y te Atrapará...

 


“La tentación viene de nuestros propios deseos, los cuales nos seducen y nos arrastran”. Santiago 1:14 (NTV)

Para mi papá, un día sin pescar era un día perdido. Se las arreglaba, sin importar lo que estuviera pasando, para ir a pescar durante al menos 30 minutos todos los días. Mientras observaba a mi papá pescar pez tras pez (mientras yo no pescaba nada), aprendí muy rápido que ningún pez muerde un anzuelo sin carnada.

No puedes simplemente tirar un anzuelo al agua y esperar pescar. Tienes que poner una carnada en el anzuelo, y un buen pescador conoce diferentes peces como también diferentes tipos de carnada.

Así como un pescador sabe cómo atraer diferentes tipos de peces, Satanás sabe cómo atraerte a ti. Conoce tus sabores favoritos y lo que llama tu atención. Él sabe exactamente dónde está tu punto débil: esa necesidad emocional insatisfecha, ese tanque vacío o ese profundo deseo.

Es por eso por lo que tienes que pensar en lo que estás pensando. El anzuelo es el pecado, pero la carnada es cualquier mentira que Satanás quiere que creas, y él sabe que eres vulnerable: “si haces esto, te sentirás mejor, si haces aquello será gratificante y si haces esto otro, todo estará bien”.

Incluso cuando sepas que hay un anzuelo con carnada, es posible que sigas mordiendo. ¿Por qué? Porque crees cualquier mentira que Satanás esté alimentando. Si crees que puedes seguir mordiendo sin quedar enganchado, simplemente te estás engañando a ti mismo. La idea de que no saldrás herido es otra de las mentiras de Satanás.

Una de las mentiras más comunes es que, cada vez que estás siendo tentado, algo externo a ti te ha tentado. Pero el verdadero problema no es externo.

Santiago 1:14 dice: “La tentación viene de nuestros propios deseos, los cuales nos seducen y nos arrastran” (NTV).

La tentación comienza con nuestros deseos internos, esos puntos vulnerables que Satanás usa como carnada. Esos deseos conducen a acciones pecaminosas y esas acciones conducen a la muerte. Lo que piensas determina cómo te sientes y lo que sientes determina cómo actúas.

No te acostumbres a culpar a tus circunstancias. Cuando te sientas tentado, puedes pensar que no puedes evitarlo. ¡Claro que puedes evitarlo! Comienza cambiando tu forma de pensar.

Cuando te sientas tentado, detente y haz la pregunta: “¿En qué mentira estoy creyendo?”.

Luego reemplázalo con la verdad de Dios, que siempre te conducirá a la vida.

Reflexiona sobre esto:

¿A qué mentiras crees que Satanás sabe que eres vulnerable?
¿Cuándo pensaste que podías controlarte cuando “mordiste” la tentación? ¿Cuál fue el resultado?
¿Cómo puedes recordar la verdad de Dios cuando eres tentado?

(Ps. Rick Warren).

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