Para Cambiar, nos Necesitamos unos a Otros...
“Es mejor ser dos que uno, porque ambos pueden ayudarse mutuamente a lograr el éxito. Si uno cae, el otro puede darle la mano y ayudarle; pero el que cae y está solo, ese sí que está en problemas”. Eclesiastés 4:9-10 (NTV).
Dios nos creó para que necesitáramos a otras personas. Nos necesitamos unos a otros para liberarnos de nuestras heridas, hábitos y complejos. Entonces, si realmente quieres liberarte de la tentación, necesitarás el apoyo de los demás.
De hecho, una vez que entiendas que no puedes cambiar por tu cuenta, serás libre de ver cómo Dios ya está trabajando para transformar tu vida. Y verás cómo utiliza a otras personas para ayudarte a cambiar.
La verdad es que nos necesitamos unos a otros para crecer. A veces, lo que menos quieres es lo que más necesitas. Así que necesitas un amigo para rendir cuentas y necesitas un grupo que te apoye.
La Biblia dice en Eclesiastés 4:9-10, “Es mejor ser dos que uno, porque ambos pueden ayudarse mutuamente a lograr el éxito. Si uno cae, el otro puede darle la mano y ayudarle; pero el que cae y está solo, ese sí que está en problemas” (NTV).
Todos somos tentados. Nunca llegarás a un punto en tu vida espiritual donde no seas tentado. De hecho, cuanto más maduro te vuelvas, más Satanás te pondrá en su lista de “los más buscados”. Pero considera esto: si fueras más constante al confesar tus tentaciones a los demás, no tendrías que confesar tantos pecados.
La Biblia dice: “Amados hermanos, si otro creyente está dominado por algún pecado, ustedes, que son espirituales, deberían ayudarlo a volver al camino recto con ternura y humildad. Y tengan mucho cuidado de no caer ustedes en la misma tentación. Ayúdense a llevar los unos las cargas de los otros, y obedezcan de esa manera la ley de Cristo” Gálatas 6:1-2 (NTV).
¿Qué es la Ley de Cristo? Amarás a tu prójimo como a ti mismo. ¿Cómo amas a tu prójimo como a ti mismo? Ayudándose unos a otros a través de la tentación, ayudando a otros a ser fieles a sus compromisos y ayudándolos a romper malos hábitos y comenzar buenos. Esa es la mejor manera en que puedes amar a tu prójimo y obedecer la ley de Cristo.
Reflexiona sobre esto:
¿Cómo te ha ayudado confesar la tentación a otro cristiano?
¿Qué cualidades buscas en un compañero cristiano a las que puedas confesarle tus tentaciones? ¿Cómo estás desarrollando esas cualidades en tu propia vida?
¿Cuál es una forma específica en que puedes amar a tu prójimo y obedecer la ley de Cristo hoy?
(Ps. Rick Warren).
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