Congeniar...
Lectura: Malaquías 3:13-18
Entonces los que temían al Señor hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, [...]—Malaquías 3:16 RVR1960
Li es un empleado de banco diligente y confiable. Sin embargo, como vivía lo que creía, muchas veces se veía obligado a demostrar que era diferente al resto. Esto se evidenciaba de maneras prácticas, tales como irse del comedor durante una conversación inapropiada. En un estudio bíblico, les dijo a sus amigos: «Me temo que estoy perdiendo oportunidades de ascensos porque no congenio con los demás».
En la época de Malaquías, los creyentes enfrentaban un desafío similar. Habían vuelto del exilio y reconstruido el templo, pero eran escépticos respecto al plan de Dios para su futuro. Decían: «Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, [...]? Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen impiedad no solo son prosperados, sino que tentaron a Dios y escaparon.»(Malaquías 3:14-15 RVR1960).
¿Cómo podemos mantener las convicciones en una cultura que nos dice que perderemos si no cedemos? Los fieles de aquella época lo enfrentaban, reuniéndose con otros creyentes para alentarse mutuamente. Y Malaquías detalla: «y Jehová escuchó y oyó» (Malaquías 3:16 RVR1960).
Dios lo sabe y se ocupa de todos los que lo honran. No nos llama a «congeniar», sino a acercarnos a Él diariamente y a alentarnos unas a otras. ¡Permanezcamos fieles!
(Poh Fang Chia).
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