Mi Testimonio Personal...

I. ANTES DE RECIBIR A JESÚS: 

Mis decisiones siempre se basaron en mis criterios y convicciones, poco o nada pensaba que intervenía Dios en la solución de los problemas que se presentaban (familiares, laborales, sociales). Si creía que había un ser superior a mi dándome guía y sugerencias, pero privaba el hecho que Dios me había dado los talentos para actuar en resolver mi vida. Tenía problemas por mi carácter fuerte y voluntarioso que trataba siempre de prevalecer mis criterios por encima del de los demás. Manejaba estados de enojo que generalmente impactaron mi salud física y emocional (problemas digestivos y alteraciones emocionales frecuentes). También usualmente proyectaba sobre mi grupo familiar íntimo (madre, hermanos, sobrinos). Sentía una necesidad inmensa de lograr la aprobación de los demás, me agradaba “sobresalir” en mis estudios y trabajo. Intentaba “controlar” a los otros, aunque lo hacía de forma “pasiva”, solo yo lo veía. Fui socialmente retraída, me agradaba la soledad. Podía amar a mi familia, más era difícil que lo evidenciará verbal y físicamente. Me gustaba “socializar” con aquellos a quienes creía iguales o mejores intelectualmente que yo. Puedo resumir que era una persona “retraída” con muchos temores a enfrentar la realidad, aunque ante los demás, era vista como “efectiva” y con una capacidad resolutiva importante. 

II. EVENTOS QUE IMPACTARON MI VIDA: 

Podría decir que mi persona empezó a mostrar cambios cuando supe cuán vulnerables somos físicamente ante la pérdida de seres humanos de mi familia (padre, hermano). A partir de allí, sentí un deseo imperioso de “cambiar”, viendo que "no somos nada ante la muerte". Empecé a ver que la vida es efímera y se va en segundos. Surgió en mi la interrogante: ¿Dónde van las almas de los fallecidos? Allí empezó la búsqueda de esa verdad, pero aún no sentía temor de perder mi alma porque me consideraba una buena persona que honraba a sus padres y guardaba unos VALORES cristianos enseñados en el seno de mi hogar. Sufri quebrantos de salud repetitivos (esfera digestiva), pero me “sumergí” en el trabajo creyendo que eso completaría ese vacío que tenía. Digamos que fue un aliciente, mi ideal de vida. Allí pasé los mejores y más productivos años, ganando respeto y estatus. Creí que eso me satisfaría, pero no fue así. Sentía la necesidad de acudir a Dios por consejo y apoyo a mis planes y proyectos académicos, y vaya que logre ser atendida por Él, al convertir estos en éxitos profesionales. Aún no  lo había aceptado como mi salvador personal, a pesar de haber tenido conocimiento de Él a través de mis 2 hermanas que son cristianas evangélicas. 

III. MI ENCUENTRO CON EL SEÑOR JESÚS: 

Hubo varios eventos que desembocaron en la búsqueda del Señor, pero podría resumirlo en la soledad y el abandono que experimente tras varias pérdidas de vidas humanas afectivamente vinculadas a mí familia nuclear (madre, hermano, hermana), eso me sumió en una tristeza y depresión posterior que minaron mi psiquis y me hicieron reflexionar que debía “tomar cartas en el asunto”, asumiendo que sola no podía vivir en mi país, y solo tenia a mi familia (hermana y sobrinos) en Panamá. Negué por meses esta realidad, hasta que una crisis depresiva fuerte me obligó a dejar todo atrás, y venirme a vivir en este país. No sabia lo que pasaría aquí, sólo sabia que no iba a sentirme sola ni abandonada. En ese entonces estaba convencida que necesitaba la compañía de otros seres humanos para sentirme bien. Seguía equivocada, pero aún no llegaba la claridad a mi vida. 
Mi hermana no cedió ante mis problemas de salud, y enfáticamente me dijo: debes aceptar al Señor en tu vida. Fuimos a la reunión semanal del Grupo de Vida de la Iglesia donde se congregaba mi hermana desde su llegada a Panamá hace cerca de 8 años. Para ser sincera, me movió la tristeza y la necesidad de recibir oración para salir de ese estado en que me encontraba. Aún no valoraba lo que esa noche iba a significar en mi vida futura. Mentiría si niego que esa noche, al ser ministrada por los  líderes espirituales de ese Grupo de Vida, y recibir oración de los hermanos pertenecientes al mismo, senti una tranquilidad y paz que no había experimentado en muchos años de mi vida. Esa noche hice la Oración de Fe y acepte al Señor. 

IV. EN EL PROCESO: 

A partir de allí, sobrevinieron problemas emocionales que requirieron evaluación médica y tratamiento con psicofarmacos (que aún recibo), pero me sentí desafiada a salir de mi depresión leyendo la Palabra de Dios, cultivando ese hábito, congregándome en una Iglesia local en ciudad de Panamá, manteniéndome activa en el Grupo de vida y dedicándome a aprender las Doctrinas y enseñanzas de Dios. Debo confesar que el tiempo que por ańos invertí en formarme y dedicarme a mi trabajo académico de más de 30 años, hoy lo entregó a formarme para desarrollarme espiritualmente. Admito que no ha sido fácil. Al principio no entendía nada de los pasajes bíblicos, pero con dedicación y denuedo, siento que hoy no soy una “neófita”, sino una discípula que no se pone límites porque el Señor es el único que sabe a dónde va a llevarme en este caminar de fe. 
Me siento confiada de estar en el lugar correcto, que es el Padre quien me capacita, edifica, equipa e instruye sobre sus doctrinas y verdades. Aún falta mucho camino por recorrer, pero ahora no lo haré sola sino bajo la orientación y guía del espíritu santo que mora en mi. Sé que me será revelado sólo aquello que Dios desea que yo sepa. 
El Señor está trabajando en mi corazón para hacerlo contrito y humillado (de carne), dejando atrás aquel viejo corazón de piedra.  Me siento bendecida, protegida, cubierta y provista de lo que necesito.  Gracias Padre Santo por tu AMOR INMERECIDO...

Si aún no has recibido a Jesús como tu Señor y Salvador personal medita esta Oración de Fe:
"Señor Jesús, te necesito. Gracias por morir en la cruz para pagar por mis pecados. Te pido perdón por mis pecados y te recibo como mi Señor y Salvador. Gracias por darme el regalo de vida eterna. Deseo cambiar y vivir una nueva vida contigo como mi Señor y Salvador , Escribe mi nombre en el libro de la vida y prometo serte fiel y justo .Gracias Jesús. Amén."
Si hiciste esta oración con fe. Felicidades! has recibido a Jesucristo como tu único salvador , recuerda que si lo pediste de corazón Dios hará cambios en tu vida .
Dios obra en nuestras vidas Gloria a Ël!

Comentarios

Entradas más populares de este blog

El Fruto del Espíritu Santo...

Los siete hábitos de una vida consagrada a Dios

Para Abrir Camino y Avanzar en tu vida, Mantén tu enfoque en Dios...