Nuestra intimidad con Dios...



Principio de Vida 1: Nuestra intimidad con Dios determina el impacto de nuestras vidas.  (Dr. Charles Stanley).

Una de nuestras mayores necesidades es saber que somos amados. Cada uno de nosotros debe tener la certeza, en lo más profundo de su corazón, de que alguien nos ama, de que alguien se preocupa por nosotros y desea lo mejor para nosotros.

Así nos hizo Dios. Él quiere que sepamos que nos ama a cada uno con una intensidad que excede a lo expresable con palabras.

Dios creó a los seres humanos teniendo en mente una relación, primero con Él, y luego con otros. Pero no podremos amar plenamente a los demás hasta que hayamos experimentado personalmente el amor de Dios. Experimentamos su amor cuando nos rendimos voluntariamente a su llamado de ser nuestro Salvador, Señor y Amigo.

Hay, al menos, tres razones para que Dios procure nuestra entrega:
  • Él nos ama y desea nuestra comunión y adoración.
Mientras no le demos todo a Dios, no podremos conocerle plenamente ni experimentar del todo su amor. Cuando nos rendimos a Él, lo tenemos todo de Él.
  • Él quiere que nuestro servicio a Él sea eficaz y fructífero.
Cuanto más conozcamos y amemos a Jesús, más eficaz será nuestro servicio. Cuanto más nos acerquemos a Dios, más impacto tendrán nuestras vidas. Cuanto más alimentemos nuestra relación con el Señor, más importante y positiva será la huella que dejemos.
  • Él espera hasta tener la libertad para bendecirnos.
Dios es omnipotente, pero no violará sus propios principios. Nos acerca a Él para que podamos experimentar su amor y su perdón. El Señor nos pide nuestra entrega voluntaria para poder darnos sus mejores bendiciones. Entonces, ¿por qué nos resistimos? Sabiendo todo esto, ¿por qué nos resistimos a rendirnos a Él?

El orgullo es la razón principal que les impide a las personas rendirse al Señor. Piensan que saben más que Dios y que pueden manejar sus vidas mejor que Él, por lo que le mantienen a una distancia prudencial.

Otros no se rinden porque tienen miedo de lo que Dios hará (o no) con ellos. Piensan que si le dan el control, Él les obligará a hacer justo aquello que los hará más desdichados.

Otros se niegan a rendirse a Cristo porque creen la mentira de Satanás, que les dice que Dios es condenatorio y que les castigará por sus errores.

¡Todo esto es completamente falso! Dios tiene siempre en mente lo mejor para nosotros. Nunca nos negará algo bueno si nos sometemos de buena gana a su voluntad (Ro 8.32). Él nos dice: «Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis» (Jer 29.11).

Lo único razonable es rendirse a Dios, porque cuando lo hacemos nos acercamos más a Él —su prioridad para nosotros— y empezamos a tener un impacto en este mundo.

Anne había entendido que si tenía una relación personal, íntima, con el Salvador del universo, entonces todos los problemas que enfrentara los encararía Él con ella, y Dios traería una dulce determinación y paz a su corazón. Alcance su destino. Anne Graham Lotz le comentó en cierta ocasión a un entrevistador las muchas pruebas que había enfrentado en los últimos años, entre ellas las serias enfermedades de sus padres y la batalla de su hijo contra el cáncer. Al final ella llegó al punto donde lo único que anhelo tener fue a Jesús. «Denme sólo a Jesús», declaró.

¿Es este el clamor de su corazón? ¿Quiere usted conocer al Salvador y vivir en la plenitud de su bendición cada día? 

Puede hacerlo. David escribió: «Los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien» (Sal. 34:10).

Cuando usted aceptó a Jesús como su Salvador, el Señor no sólo le perdonó, sino que también le convirtió en una nueva criatura, ya no alejada de Dios, sino capaz de acercarse a Él.

Si usted se ha alejado de su devoción al Salvador y siente como si se apartara cada día más de su relación con el Señor, ore entonces para que Él le acerque una vez más. Dios conoce sus debilidades, y si usted le dice que asuma el control de su vida, Él vendrá a usted con poder trayendo luz y esperanza a su situación, no importa lo oscura y desesperada que parezca (Is. 55:6-7).


Si aún no recibiste a Jesús como tu Señor y Salvador personal, medita en esta Oración de Fe:
"Señor Jesús, te necesito. Gracias por morir en la cruz para pagar por mis pecados. Te pido perdón por mis pecados y te recibo como mi Señor y Salvador. Gracias por darme el regalo de vida eterna. Deseo cambiar y vivir una nueva vida contigo como mi Señor y Salvador , Escribe mi nombre en el libro de la vida y prometo serte fiel y justo .Gracias Jesús. Amén."
Si hiciste esta oración con fe. Felicidades! haz recibido a Jesucristo como tu único salvador , recuerda que si lo pediste de corazón Dios hará cambios en tu vida .
Dios obra en nuestras vidas Gloria a Él!

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